MAHMUD DARWISH

MAHMUD DARWISH

El poeta Mahmud Darwish es una leyenda viva para los países árabes.Hombre de diálogo pero de voluntad firme que no está dispuesto ahacer concesiones humillantes. Es casi un símbolo de la culturapalestina.
Se crió en un ambiente campesino, en una pequeña aldea, pero tras laretirada de las tropas británicas y la implantación del estado deIsrael, su familia, como tantas otras, tuvo que huir de su tierra. Yese fue el inicio que marcaría su vida.De adolescente se refugia en los libros y es entonces cuando encuentra en el lenguaje su instrumento de lucha.
Comienza a escribir al mismo tiempo que ingresa en el partido comunista, y a los veinte años publica su primer poemario Pájaro ssin alas, muy influenciado por la poesía clásica árabe.Cuatro años más tarde publica Hojas de olivo, que se caracteriza especialmente por el uso de mensajes más directos, mensajes que hablan del sufrimiento de los palestinos dentro del estado de Israel.
En 1982 se ve obligado a abandonar el Líbano tras la invasiónisraelí. Se exilia en Europa, principalmente en París compaginándolo con estancias en Túnez. , logrando poemas . Actualmente Mahmud Darwish, vive en Ramalla, donde dirige la prestigiosa revista literaria Al-Karmel, cuyos archivos fueron destruidos en el año 2002 por el ejército israelí.Darwish es constantemente requerido para dar recitales poéticos por todo el mundo árabe, pero su fama también se ha extendido en Occidente donde goza de gran prestigio, una buena muestra de ello sonlos premios literarios como el Lanzan Cultural Freedom Price (2001) y el premio Príncipe Claus de Holanda (2004). En 2006, Mahmud Darwish visitó España, donde leyó su poesía en Cosmopoética (Córdoba) y en la Residencia de Estudiantes (Madrid).Su último libro traducido castellano es una antología titulada Poesíaescogida (1966-2005), con edición y traducción de Luz Gómez García,Valencia, editorial Pre-Textos, 2008.
  • LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestos miembros para pasar.
La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre
para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara
cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma.
Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos.
Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos
por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella.
¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último
cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor
teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne.
Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí... nuestra sangre plantará sus olivos.